GUERRA EN LA SANGRE, ENTRE CHICHIMECAS Y GACHUPINES
Para
Xico y Tonah, pero también para Alejandro y Luis.
Cave Canem.- El Sr.
Secretario de Educación Pública, el atildado Dr. Aurelio Nuño
conversando con el periodista Carlos Marín soltó esta perla: “entre
lo que la Reforma mandató…”. Mandato es el acto y efecto
de mandar, pero el verbo mandatar no existe ¡Recórcholis! Menos mal
que al Secretario no se le aplica la evaluación, que si no...ya
estaría en las filas de la CNTE luchando por permanecer en el
presupuesto.
Ayer, casi inadvertida para el común
de los mortales mexicanos pasó la celebración del Día de los
Pueblos Indígenas, (los inmortales se hallaban ocupados en el
sepelio, así es que la
inadvirtieron mas),
curiosamente el día anterior se cumplía un aniversario de la
entrada de Hernán Cortés en la gran Tenochtitlan,
recibido con pompas y honores por el tlatoani Motēcuhzōma
Xōcoyōtzin. La
casi coincidencia fue, ahora sí que casual, la Organización de las
Naciones Unidas escogió el 9 de agosto porque fue en
esa fecha que el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la
Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las
Minorías celebró su primera reunión en 1992.
En
Aguascalientes prácticamente
no se conservan comunidades indígenas, previo a la conquista el
territorio era
recorrido por los distintos grupos de chichimecas, nombre despectivo
que les daban los imperialistas aztecas, aunque estudios recientes
consideran que el trato despectivo y genérico provino de los
españoles luego de la caída del imperio. La connotación mas
conocida es la de “raza de perros” que derivarían de las
palabras nahuas
chichi
que significa "perro" y mecatl "cuerda", en
sentido metafórico "linaje", “estirpe”,
“raza”. Frances Karttunen, en
el An
Analitycal Dictioanary of Nahuatl University
of Texas Press, citado
of course por Wikipedia
considera
y
en eso concordaría con Torquemada y Clavijero
que se deriva de chīchī que significa mamar (de
allí chiche en el español de México),
o
sea que en nahuatl podría ser
"los que maman", que
no suena tan halagüeño. Escoger entre “perro” o “mamón”
está cañón, quizás por eso el carácter indómito de los
chichimecas, a nadie le gusta que le digan tan feo. Las cuatro
naciones principales de chichimecas eran los pames,
guamares,
zacatecos
y
guachichiles,
pero estaban también los los tecuexe,
caxcanes, tezoles, cocas, sauzas y guaxabanes, y
de ellas ni sus luces. Ahora fuera de grupos pequeños de wixarikas,
de las esporádicas visitas comerciales (artesanías) de purépechas
y mixtecos, la explotación de las llamadas “marías” de algunas
etnias mexicas, de grupúsculos de otomíes, no quedan mas indígenas
que los pintados por Oswaldo Barra en los murales de Palacio de
Gobierno, lo que nada quita para que los veamos con respeto y
celebremos su dignidad y entereza en la conservación de sus usos y
tradiciones, en una palabra de su cultura.
Guerra
en la sangre es el título de una de las partes de la monumental
novela “El Corazón de piedra verde” (corazón de chalchihuitl)
de Salvador de Madariaga. Consumada la conquista, empieza el difícil
proceso del mestizaje. Lo decía el payador Atahualpa Yupanqui con su
extraordinaria sensibilidad, obviamente mestiza: “Me galopan en la
sangre dos abuelos si señor, uno lleno de silencios, el otro medio
cantor”.
Madariaga
recrea las terribles vivencias de los primeros mestizos, ni chicha ni
limonada dice el dicho, no solo por las evidentes diferencias
culturales de los progenitores sino también primordialmente por las
diferentísimas características de los ácidos de las células
eucariotas (¿está bien dicho mi apreciado patólogo inquieto?). Una
“guerra” que todavía en la actualidad no termina. En que grupos
evocadores de la “arcadia feliz” o del metafórico “buen
salvaje” de Juan Jacobo Rousseau, suspiran por un estadio que nunca
fue y que por supuesto ya no será nunca, pretendiendo revitalizar
una cosmovisión que tuvo un aquí y ahora.
Hace
algunos años la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en
Aguascalientes invitó al historiador jesuita
Jesús Ruiz
de la Vega a dictar una conferencia en la sede del INAH en esta
ciudad. Muy interesante y conceptuosa de la que recuerdo un tópico
relacionado con la Conquista. Narró el jesuita que siendo muy joven
fue a presentar en una academia de historia en España su tesis que
abordaba entre otros temas el maltrato de los españoles a los
indígenas de lo que ahora es México y Centroamérica, sintiendo que
estaba clavando una pica en Flandes. Al término de su intervención
se le acercó un viejo maestro español que le felicitó por su
trabajo, le señaló que hubo encomenderos que cumplieron a cabalidad
su misión de cristianización y luego repartieron el terreno de la
encomienda entre sus encomendados (Como Don Diego Fernández de
Jáuregui, en Santa Rosa Jáuregui, digo yo), pero sobre todo señaló
el maestro: los que maltrataron a sus abuelos indios fueron sus
abuelos mexicanos, los míos se quedaron acá. Me
parece que la lección es fundamental. Con el respeto debido a las
pueblos originales que contra viento y marea preservan su cultura
ante la mayoritaria indiferencia de la población mestiza, que somos
los mas. Hablar de conquistados y conquistadores, de encontrados o
encontradores, o de encontronazos, no tiene sentido cuando, para bien
o para mal, (ojalá sea para bien), estamos consolidando una nación.
Por citar al filósofo español Manuel García Morente: la
nacionalidad es la conciencia de un pasado común, que se actualiza
en el presente y se proyecta hacia el futuro.
Este
año, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas está dedicado
al derecho a la educación, protegido por la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en
su artículo 14 dispone que “Los pueblos indígenas tienen derecho
a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes que
impartan educación en sus propios idiomas, en consonancia con sus
métodos culturales de enseñanza y aprendizaje”. Ésta también,
lamentablemente, es una asignatura pendiente en nuestro México.
Ite, missa est.-
Otra de la Secretaría de
Educación Pública. Entre la multitud de anuncios con que atiborran
los organismos oficiales los medios de comunicación hay uno que
destaca la importancia de una pequeña palabra: calidad, que
representa, dicen, el cambio en la educación. Solo que la SEP olvidó
que hay buena y mala calidad. De que la educación en México tiene
calidad, ¡la tiene! Pero...
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