Los primeros 100 días.


Desde la invención de los números que seguramente se remonta a la aparición de las manos con el pulgar oponible o de las nalgas protuberantes que permitieron el andar erecto y tener las manos libres, el hombre les ha atribuido propiedades mágicas más allá de la mera representación simbólica de cantidades. Se sabe que tanto los números romanos como los arábigos que se han extendido a prácticamente todo el mundo surgieron a partir de los dedos de la mano, el cinco romano por ejemplo es el pulgar y el índice abiertos y separados formando una “V”, el arábigo cinco es el puño izquierdo cerrado con el pulgar levantado doblada la falangina, y ya que hablamos de dedos, no resisto la tentación de recordar aquella tonadilla infantil con la que las abuelas tomando los dedos nos entretenían: “Niño chiquito, señor de anillo, tonto y loco, lame cazuelas y mata piojos” ¿Alguien se acordaba?.
Pitágoras, sí, precisamente, el del famoso teorema tan útil para cálculos, atribuía propiedades mágicas al número uno, la base de todos los demás, al número tres que consideraba el número perfecto, no recuerdo por qué, pero amables lectores les pido un acto de fe y créanmelo que al cabo para efectos de esta columneja no tiene mayor trascendencia. El número siete tuvo desde siempre un peso metafísico porque los planetas en el firmamento eran siete incluyendo a la Luna, ni Neptuno ni Plutón se apreciaban a simple vista. Del siete se concluyeron muchas cosas, los días de la semana, los príncipes celestiales (arcángeles), las virtudes teologales, los pecados capitales, etc.. El nueve tuvo y tiene su carga parasíquica, finalmente era el resultado de multiplicar el número perfecto por sí mismo: nueve musas, nueve círculos del infierno, además cualquier número natural que tenga uno o más nueves, la suma de sus cifras o las del número resultante de la suma, hasta que el resultado sea un número de una cifra dará un resultado igual a la suma de las mismas cifras sin el nueve. Ej.: 19 => 1 + 9 = 10 => 1 + 0 = 1. En el número natural 123456789, la suma de las cifras añadidas individualmente será igual a nueve. ¡Minucias matemáticas!.
Aún en la actualidad seguimos dando valor simbólico o mágico a guarismos. El número 100 por ejemplo ha sido favorecido por los gobernantes para hacer un primer recuento de su administración. La razón según el ilustre Perogrullo se debe a que 101 parecieron muchos y 99 pocos. Sea como fuere a los 100 días de su gobierno el Presidente Enrique Peña Nieto realizó una ponderación de los logros obtenidos, ciertamente pocos, y de los anunciados, ciertamente mas, algunos verdaderamente plausibles. Uno, que ve los toros desde la barrera piensa que cien días son muy pocos para revertir o al menos reencauzar la tendencia de un país que, hace más o menos 25 años tuvo un golpe de timón mediante el cual nos asomamos al primer mundo, que pretendió jugar en ligas mayores sin haber pasado por las menores y sin siquiera haber ido a los campamentos de invierno, por usar un símil beisbolero. La, seguramente apresurada dados los resultados, apertura al libre comercio tuvo como primera consecuencia la bancarrota de muchos pequeños productores y comerciantes, la fascinación por los bienes importados, y la crisis de la crisis del campo. 
Al estilo de Carlos Salinas (para quien no lo haya leído la amplia recomendación para leer el libro “El estilo personal de gobernar” de Daniel Cosío Villegas), los primeros 100 días fueron de anuncios más o menos  o pretendidamente espectaculares. Me parece recordar que Salinas tenía cierta preferencia por el número 10, ya que presentó varios programas en 10 puntos. Peña Nieto no es, al menos por los programas que ha anunciado, partidario de los números cerrados que como el Decálogo, son una cierta camisa de fuerza, por lo que sus propuestas agrupadas en una serie de puntos no remiten a un número determinado, que, por lo demás resulta irrelevante.
Puesto a escoger entre las dicciones y las acciones de estos primeros 100 días me quedo con tres que pueden no ser las más importantes, pero que a mi parecer son las de mayor impacto en la percepción ciudadana, percepción a la que sabemos es muy sensible el Presidente Peña: la suscripción del Pacto por México, la aprehensión de la maestra Elba Esther Gordillo y la transformación de leyes que permitan la presencia de capital extranjero para el mejor y mayor aprovechamiento de las reservas petroleras, que por cierto han propiciado cierta inquietud en los suscriptores del Pacto.
Cuando España inició su transición a la democracia a la muerte de Francisco Franco, el flamante rey Don Juan Carlos de Borbón, anunciado heredero del Caudillo y Adolfo Suárez Presidente del Gobierno propiciaron la firma de un pacto, el de la Moncloa, en donde las diferentes fuerzas políticas de entonces privilegiaron las coincidencias para definir un plan de gobierno, que permitió la transición en unos pocos años, lo que a los mexicanos nos ha llevado varias décadas y aún falta camino por andar. Por cierto Suárez poco antes de su elección en un discurso citó a Antonio Machado, que vendría bien a México:
«Está el hoy abierto al mañana
mañana al infinito
Hombres de España:
Ni el pasado ha muerto
Ni está el mañana ni el ayer escrito.»
El Pacto es un documento que debería leer todo mexicano que sepa hacerlo, y el que no, pues no, pero sería bueno platicárselos a los iletrados que son una rémora para el país. Se destacan cinco acuerdos que en sus propias palabras consigno en seguida:
1°.- El siguiente paso de la democracia mexicana es la creación de una sociedad de derechos que logre la inclusión de todos los sectores sociales y reduzca los altos niveles de desigualdad que hoy existen…
2°.- El mejor instrumento para terminar con la pobreza es el empleo. El Estado debe generar las condiciones que permitan el crecimiento económico que resulte en la creación de empleos estables y bien remunerados. México debe crecer por encima del 5%, para lo cual se debe incrementar la inversión pública y privada.
3°.- El principal objetivo de la política de seguridad y justicia será recuperar la paz y la libertad disminuyendo la violencia, en específico se focalizarán los esfuerzos del Estado mexicano para reducir los tres delitos que más lastiman a la población: asesinatos, secuestros y extorsiones
4°.- La transparencia y la rendición de cuentas son dos herramientas de los estados democráticos para elevar el nivel de confianza de los ciudadanos en su gobierno. Asimismo, el combate efectivo a la corrupción es uno de los reclamos más sentidos por la sociedad
5°.- La pluralidad política del país es una realidad innegable derivada de un proceso largo e inacabado de transición democrática. Esta pluralidad muestra que ninguna fuerza política puede gobernar en solitario, por lo que resulta indispensable alcanzar acuerdos mediante el diálogo y la negociación institucional.
La aprehensión de la “maestra” Elba Esther Gordillo, fue sin duda alguna el cobro de una grande cuenta pendiente con el Presidente y con la Nación. Fue un “estate quieto” que si no es seguido de una campaña y una legislación de transparencia del manejo de cuentas de los sindicatos y de una apertura democrática en el manejo de sus liderazgos, quedará como llamarada de petate.
Finalmente la reforma energética es impostergable. Necear en el viejo concepto de soberanía y cobijarnos con el lábaro patrio, tendría sin duda el valor de un acto heróico pero inútil. No tenemos alternativa como país o cambiamos o nos convertimos en el vodevil que viven todavía intoxicados de demagogia y populismo los hermanos venezolanos.

Lo dicho, quiero decir, lo escrito, tomándolo prestado de Antonio Machado:
“Ni el pasado ha muerto
Ni está el mañana ni el ayer escrito.»

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