La Esperanza no es verde…¡es multicolor!


O Fortuna, velut Luna statu variabilis, semper crescis aut decrescis…
Carmina Burana
El hombre de negro, de espaldas a nosotros juntó los brazos al frente y el sonido cesó, los bajó lentamente a los costados y la sala estalló en una estruendosa ovación en que se mezclaron los aplausos con los hurras, los vivas; algunos, hay que decirlo, no aplaudieron, con el pañuelo los obvios, con la mano los discretos, enjugaban alguna lágrima furtiva, y otros, más de una que la emoción hizo brotar. Más de doscientos escuincles, el mayor de los cuales escasamente andará por los dieciocho años, y la mayoría de los demás en la preadolescencia recibían, serios, formales, la ovación del público congregado en el Teatro Aguascalientes que reconocían el trabajo, el entusiasmo, la dedicación, el esfuerzo, la disciplina, la sensibilidad y quien sabe cuántas cosas más que se necesitaron para formar en no más de ocho meses la Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca Aguascalientes.
Hace aproximadamente un año según supimos, el presidente de la Fundación Azteca Esteban Moctezuma Barragán visitó Aguascalientes y en una comida en la Casa de Gobierno se sentaron las bases de un proyecto que rindió sus primeros emocionantes frutos el día de ayer. Algunos podrían pensar (de que los hay los hay), que existen tareas más ingentes, más importantes, más trascendentes, para un gobierno, que apoyar la formación de una orquesta infantil. Alguna vez, Carlos Llano, en una conferencia que seguramente escuchó Carlos Lozano de la Torre cuando era el responsable del desarrollo de recursos de la Fundación Bona Terra, señalaba que el desarrollo de un ser humano debería ser equilibrado, armónico, paulatino, porque cuando se desarrollaba un aspecto en detrimento de otros, las personas se convertían en mounstruos (hasta la palabra es fea); imaginen un individuo que sólo ejercitara uno de sus brazos haciendo pesas, terminaría con un brazo de Charles Atlas y otro del alfeñique de 44 kilos.
Para las sociedades resulta igualmente aplicable esa concepción. Aquellas que sólo estimulan y desarrollan un solo aspecto, llámesele el comercio, la industria, la milicia, el deporte, terminan por ser sociedades mounstruosas en el que el desarrollo de un aspecto margina el de los otros. Igual sucede cuando por decreto se pretenden imponer formas culturales que limitan el ejercicio de la libertad, basta recordar el terrible episodio de la Revolución Cultural en China y muy a mi pesar el fallido intento de la Revolución Cubana.
Ayer en el concierto, mientras el público arrobado escuchaba los primeros compases del Canto de la Fortuna de Carmina Burana de Carl Orff “O Fortuna, como la luna cambiante, siempre creciendo y decreciendo…” con un cuarto de millar de niños tocando como gente grande, recordaba los primeros intentos creo, de formar una orquesta infantil de Aguascalientes en el Centro de Estudios Musicales de la Universidad Autónoma hará una treintena de años, proyecto que no cristalizó. Recordaba también un concierto en el Teatro Morelos también por ese tiempo de los alumnos aventajados de la violinista Yuriko Kuronuma, niños casi todos japoneses y el comentario de un compañero de butaca que decía: para ver algo así con nuestros paisanos, habría que volver a nacer pero en Japón. Me dolió el comentario y me puse el saco, México el de las derrotas honrosas, el del trauma de la Conquista, el del “ya merito”, el del hombre del mañana.
Algo está pasando en Aguascalientes, que está retomando el camino de un liderazgo que durante períodos importantes de su historia tuvo, algunos no tan lejanos. Algo está pasando cuando se están desarrollando plantas industriales en que laboran operarios de los mejores del mundo bajo la dirección de administradores de los mejores del mundo; en que la Universidad Autónoma de Aguascalientes consistentemente marca rumbos y metas para la enseñanza superior manteniendo los más altos estándares; algo está pasando cuando se revitalizan los deportes volviendo a jugar un papel preponderante en el llamado el rey de los deportes que fue el rey de los deportes en Aguascalientes; algo está pasando cuando retomando una tradición enraizada en nuestra idiosincracia se asume la fiesta de Toros como patrimonio cultural intangible, fiesta en la que en una expresión sincrética se mezclan los valores de dos vertientes que confluyeron en el mestizaje, hoy la Academia Taurina de Aguascalientes es la más numerosa del mundo con cerca de un centenar de alumnos; algo está pasando cuando teniendo alrededor del uno por ciento de la población del país ante la convocatoria de Fundación Azteca para formar la orquesta infantil tuvieron la respuesta más amplia que se haya dado en los estados en que ya habían arrancado el proyecto, tanto, que tuvieron que ampliar el número planeado de integrantes de 201 entre orquesta y coros, a cerca de un cuarto de millar, porque no resultaba fácil decantar las solicitudes.
Los testimonios de un puñado de integrantes de coro y orquesta presentados en una grabación previa al concierto resultan no solo gratificantes sino reveladores de un nuevo espíritu, de una fortaleza y disciplina que se reflejan en el extraordinario resultado que ayer palpamos. Fundación Azteca ha probado que los niños promedio pueden ser niños extraordinarios cuando se sabe orientarlos, prepararlos, entusiasmarlos, en un proyecto que exalta una serie de valores que los hacen crecer como seres humanos, a más de los que arriba quedan dichos, un “sprit de corps” que se mostró ayer.
Si hubiera que definirlo con cuatro palabras habría que llamarlo “Un concierto de emociones”, en que transitamos desde la presentación grabada en que se aprovecharon los aspectos más característicos del estado desde la Plaza de Toros, hasta la presa Calles, en que las palabras de los niños no sólo eran expresión de su sentir, sino como los refranes, pequeños evangelios para el que tuviera oídos. La entrega de la medalla “Fundadores” que se dio a todos los integrantes de coro y orquesta recibidas simbólicamente por dos mirruñas niño y niña que representaron con toda dignidad a sus compañeros, luego, la pequeña impuso al Gobernador la medalla como reconocimiento a su apoyo decidido al proyecto de la Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca Aguascalientes. Luego la presentación de los veinticinco alumnos, niños y niñas, mas destacados de Aguascalientes, acreedores a una beca hasta culminar sus estudios universitarios. Después el concierto, desde Carl Orff hasta Beethoven, con el momento central culminante del Hallelujah de Georg Friedrich Händel que hizo ponerse de pie al público. Y de postre, la Pelea de Gallos en una transcripción para orquesta sinfónica que acabó por erizar los dos o tres vellos que faltaban.
Quizás el momento culminante fue la presentación de los maestros que junto con el director han logrado en poquísmo tiempo este magnífico concierto, ahora fueron los niños de coro y orquesta que prorrumpieron en vítores para sus maestros, justo y espontáneo reconocimiento para su entrega. Por no dejar apunto dos señalamientos, uno que en el sitio de internet de Esperanza Azteca no figura aún Aguascalientes y el otro en el que seguramente ya se estará trabajando, en que este concierto permee en general a la sociedad de Aguascalientes, resultará estimulante y aleccionador.
Lo dicho, algo está pasando en Aguascalientes y la Orquesta Sinfónica Infantil Esperanza Azteca es otra muestra, con niños de diversas edades, de diversa extracción, de diversas tonalidades de piel, de diversos temperamentos, de diversas sensibilidades, ataviados de diversos colores,  fundidos en un solo proyecto. La Esperanza no es verde, ¡es multicolor!.

Red: bullidero.blogspot.mx                    correo-e: bullidero@outlook.com



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