DECÍAMOS AYER...
(Nos
volvemos a ver. Año tras año
soñé
con encontrarte en mi camino.
¡Sol
de mis ojos, luz de mi destino!
¿No
quisieras, mi bien, tomar un baño?
Nos
encontramos uno al otro extraño:
Gordo
tu, flaco yo -¡mundo mezquino!-
Y
me complace ver -¡oh, desatino!-
que
hay cosas que no cambian de tamaño. Salvador
Novo.)
«Dicebamus
hesterna die...»
Ayer
al regresar a impartir clases en la UAA luego de una temporada con
licencia para atender compromisos cívico laborales recordaba la
frase que da título a esta columneja y que fuera pronunciada por
Fray Luis de León al regresar a impartir su cátedra en la
Universidad de Salamanca (Lo que natura no da, Salamanca no presta),
luego de haber permanecido preso alrededor de cinco años por la
Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, mas conocida como la
Santa Inquisición. Preso
y procesado por haber traducido libros sin autorización de sus
superiores. Libros que se presumía podían contener o contenían
expresiones contrarias al dogma y a la fe católica. Finalmente logró
la absolución y al regresar a la universidad, lo hizo como si no
hubieran transcurrido los años en la prisión y no hubiera sido
sujeto de un juicio por la Santa Iglesia.
Algo
parecido le sucedió a Don Miguel de Unamuno una de las figuras
literarias más distinguidas y uno de los principales pensadores de
España de comienzos del siglo xx. En 1923 los acontecimientos
políticos marcaron la vida de Unamuno. El general Primo de Rivera
dió un golpe militar y se proclamó dictador. Unamuno publicó
artículos que criticaban el régimen, fue expulsado de la
universidad y tuvo que exiliarse en las Islas Canarias. Cuando
regresó luego de varios años a su universidad, la misma, Salamanca,
inició su cátedra con la frase: ‘como decíamos ayer’…como si
nada hubiese sucedido tal como lo había hecho fray Luis de León
cuatro siglos atrás.
Claro
que en un lustro pasan muchas cosas. En la autónoma tenemos nuevo
rector. Los salones ahora están equipados con pantallotas como para
ver el super bowl. Aunque las puerta del salón que vuelvo a ocupar
después de 5 años sigue sin cerrar, y las cortinas siguen a medio
colgar o a medio descolgar, según. Los jóvenes alumnos con el
esplendor de la juventud y con la ilusión (¡pobres!) de que la
universidad les aclare algo de su incierto futuro, acuden entusiastas
los primeros días, entusiasmo que suele decrecer en el transcurso
del semestre. El mejor incentivo para regresar a clases es, desde
luego, sentirse entre los jóvenes, parafraseando a Marcel Proust, se
podría decir: A la sombra de las muchachas y los muchachos en flor.
El
segundo mejor incentivo para regresar a dar clases son los
atardeceres de Aguascalientes. Efrén González Cuellar, a quien
extraño mucho mas de lo que esperaba extrañar decía, que
Aguascalientes ocupaba el segundo lugar en el mundo por la belleza de
sus atardeceres. ¿De dónde sacaba que era el segundo lugar?
¡Saaabe…! ¿de dónde saca tantas cosas Efrén? Del güero
Salvador Gallardo si sabíamos que obtenía datos, ideas y
ocurrencias de la revista Mecánica Popular, pero Efrén...Quizás
del cine, de los noticieros que se estilaban en las funciones dobles.
Sin disminuir ni un ápice la belleza y el disfrute de los
crepúsculos, hace unos años sufrí un desencanto parecido al de
saber que el Niño Dios son los papás, o al de conocer que la
columna de la Excedra no marca el centro geográfico del país. ¡Los
atardeceres de Aguascalientes se explican por un sencillo fenómeno
físico.
No
recuerdo quien me desinocentó, pero seguramente fue en el Café de
Andrea, y posiblemente mi maestro Héctor Valdivia, a quien debo una
consideración especial. Resulta que el fenómeno es de refracción
de la luz. Eso ya se sabe, pero lo interesante en nuestro caso
particular es que el aire que proviene de los cañones zacatecanos,
por supuesto no los de la Bufa, sino de Jalpa, Juchipila y demás, es
aire caliente que topa con la pequeña cordillera de la Sierra del
Laurel y se eleva, en tanto que el aire que proviene del valle de
Aguascalientes es aire varios grados mas frío y también se estrella
con la sierra, de manera que se elevan de ambos lados corrientes de
aire con diferente temperatura y eso es ocasión de nuestros
maravillosos atardeceres.
Pero
no solo vino a mi memoria Fray Luis de León, sino también Salvador
Novo y el fragmento jocoso del soneto que sirve de epígrafe y que
hace alusión a una ausencia de algunos años. Jugando, jugando,
pregunté a mis alumnos de mis dos grupos: ¿Quién sabe quién fue
Salvador Novo?. Nadie. Ninguno de cien alumnos universitarios de la
carrera de Derecho tenían idea de quien hubiera sido Salvador Novo.
Pregunté si habían cursado literatura mexicana y todos contestaron
que sí. Por no dejar aventuré dos o tres mas, preguntas buscapíés
con igual respuesta.
Desde
hace algunos años, el nivel de cultura general de los
universitarios, al menos de los que me toca tratar, que son muchos y
en muchos sentidos representativos, es bastante bajo. En general
coincidimos los maestros en la apreciación de que cada vez leen
menos y que sustituyen la lectura por la fugaz consulta al internet
con el teléfono inteligente. Por supuesto que ello te hace salir del
paso, resuelves la duda, obtienes el dato, terminas la consulta,
pero...¡no te queda nada!. Como consultar un teléfono en la sección
amarilla que te saca del apuro inmediato. Todos los alumnos traen un
teléfono multitareas que utilizan y utilizan bien y rápido. Cotejan
lo que los maestros dicen y señalan rápidamente los errores o
equivocaciones, pero ¿qué queda?.
En
pocos años los alumnos actuales son producto de la sociedad de redes
sociales. ¿Qué podrá hacer un maestro de gis y borrador frente a
estos maravillosos jóvenes de instrumentos digitales? Al menos
mostrar como decía Ihering hacía donde está la justicia y decirles
que, como la estrella polar, no se alcanza pero guía a los marinos.
(Mens
sana in corpore sano.- Un
grupo de entusiastas acarreados participó en una clase de activación
cívica, reunidos previa convocatoria y supongo que también traslado
y debidamente ajuareados los convocados, bailaron con la Presidente
Municipal al ritmo de la zumba. Sin duda la preparación física
juega un papel importante en la campaña, perdón quiero decir en la
condición física, pero como decía Baltasar Gracián en su Oráculo
manual, Arte de la Prudencia, no hay que ser persona de arranques,
sino sostener una actitud, una práctica, una virtud. Una golondrina
no hace verano.)
Comentarios
Publicar un comentario