EL CAOS
Discutían
un grupo de viejos sabios, quizás más viejos que sabios, o vaya a
usted a saber acerca de cual era la profesión mas antigua del mundo.
No faltó quien cayera en el consabido lugar común de mencionar a
las meretrices. -Por supuesto que no – apuntó uno de los mas
viejos – meretriz viene de merx, mercancía, primero se inventó la
merx y de allí la meretriz, de manera que el oficio mas antiguo sin
duda es el de mercader. -¡Qué puños de esperanzas! – intervino
otro que de tan viejo tenía arrugas en las arrugas – De veras que
son ustedes ignorantes, yo desde el catecismo del padre Ripalda, del
mismo que nos enseñaban en la Doctrina y que nos daban vales para el
cinito de la parroquia, que Jehová extrajo una costilla a Adán para
formar a Eva. Qué duda cabe que la mas antigüa profesión es la de
cirujano. - Paren allí – gritó un jubilado de la Compañía de
Luz, que había trabajado 5 años y tenía 55 de jubilado – No
digan tonterías, todos sabemos que Dios creador dijo “Hágase la
luz” y la luz se hizo. De manera antes de Fidel Velázquez y de la
Gúera Rodríguez Alcaine, ya existía un electricista, el mismísimo
Jehová, tendrán que aceptar que electricista es la profesión mas
antigüa. Todos estuvieron de acuerdo, es decir casi todos, porque
faltaba la opinión de un viejo sabio líder de colonia, que había
ido al baño pero como estaba prostático dilataba mucho en hacer de
las agüas, hablando como orinaba, es decir tartamudeando afirmó
como ametralladora: La pro-pro-profesión ma-ma-mas anti-anti-gua del
muuuundo es la po-po-po-lítica. Y luego inexplicablemente como habló
de corridito: Antes de la creación del mundo existía el CAOS, no
hay duda de que allí había un político.
Recordé
este viejo chiste anoche al pergeñar estas apresuradas y húmedas
notas, luego de tardar tres horas en llegar desde el centro comercial
Asaltaria, hasta mi ofcina en el río Madero, navegando a medio nudo
por hora por las rías de la ciudad. El caos instalado de babor a
estribor y de poa a propa de la ciudad. Sin duda que la precipitación
pluvial de ayer en la tarde que se prolonga hasta la hora de escribir
estas mojadas letras que son las 23.30, debe haber provocado además
del desorden, embotellamientos, inundaciones, quizás algunos
derrumbes, colisiones de vehículos, algunas víctimas que deseo
fervientemente superen las lesiones. Una tormenta de esa magnitud
normalmente no es esperable en Aguascalientes, pero dados los casos
cercanos de Guadalajara y de Guanajuato, por citar sólo dos, no era
improbable que aconteciera. Las autoridades reaccionaron habilitando
recursos y actuando dentro de su falta de equipó y de preparación
razonablemente bien. ¿Hubiera sido posible tomar algunas medidas
preventivas? Quizás sí, y quizás habrá que tomarlas porque la
temporada de lluvias apenas comienza y dados los evidentes signos del
cambio climático habría que hacerlo sin demora.
Es
cierto que muchas de las inundaciones que se presentan son como
resultado de un trabajo inadecuado, por decir los menos, de los
servidores públicos en su momento. La avenidad López Mateos, por
ejemplo, originalmente fue planeada por Carlos Contreras, el
urbanista hijo del gran escultor finisecular Jesús F.Contreras, que
hizo el primer plano regulador de la ciudad durante el gobierno del
Ing. Jesús Ma. Rodríguez y la presidencia municipal del Ing. Luis
Ortega Douglas. Dicen las malas lenguas, que en Aguascalientes son
pocas pero tupiditas, que algún gobernador previsor compró terrenos
a lo largo y a lo ancho del arrollo que era la actual López Mateos,
haciendo una inversión que prometía ser un pingüe negocio, pero,
como dice el dicho, “para uno que madruga, uno que no se acuesta”,
un gobernador subsecuente determinó reducir el ancho de la avenida,
por lo que al construirla quedaron terrenos entre lo pavimentado y
los terrenos que el anterior gobernante había adquirido.
La
avenida López Mateos se construyó pero se olvidaron de que a veces
llueve en Aguascalientes, y no le hicieron un drenaje pluvial
suficiente para desahogar las avenidas que naturalmente siguen el
cauce del arrollo. La naturaleza se empeña en seguir sus caminos y
no entiende de señales de tránsito ni decretos gubernativos. Don
Juan Morales, presidente municipal inició una obra importantísima
como lo es el canal interceptor, que luego terminó junto con obras
del río San Pedro el Ing. Miguel Ángel Barberena. Luego vinieron
las eras de los puentes y los pasos a desnivel y no obstante lo
avanzado de la ingeniería la falta de previsión, o el escamotear la
provisión, o la negligencia o la incuria, hicieron que cuando llueve
mas o menos fuerte, los pasos se inundan y se convierten en
obstáculos para la circulación y el desfogue del tránsito. No es
la primera vez que sucede y seguirá sucediendo, mientras prefieran
hacer obras sunturaris, de remodelación, o de imágen y no se
ataquen las necesarias obras pluviales.
La
calle Madero es otro buen ejemplo, desde que fue pavimentada la
primera vez, por ahí a mediados del siglo XX se le hizo un buen
drenaje pluvial, pero al rehacerla hace no mucho mandaron al botadero
una losa de concreto de varios decímetros, la sustituyeron y se
olvidaron, otra vez, de que a veces llueve. Algo parecido sucede con
Venustiano Carranza, Nieto, Galeana y otras calles céntricas. No
pusieron o no calcularon adecuadamente, para el caso es lo mismo, la
cantidad de agua que tendrían que desalojar.
Algún
constructor me comentó que las obras estaban calculadas para
soportar por encima del promedio, sin embargo esa explicación
equivale a decir que en la ciudad de México bastaría que los
edificios se construyeran para soportar el promedio de intensidad de
los temblores de los últimos 100 años. En un temblor por encima del
promedio todo se derrumbaría. Las obras deben construírse no el
promedio sino el mas alto gasto o esfuerzo que se prevea y mas.
Lo
hecho, hecho está, pero por allí andan muchos de los responsables,
políticos o constructores, ¿no sería dable exigirles
responsabilidad?. Por allí andan muchos de los que planearon,
autorizaron o construyeron. ¿Por qué debemos los ciudadanos los
riesgos e inclemencias de obras mal planeadas, mal hechas o mal
ejecutadas?. ¿Por qué seguir realizando obras de apariencia, de
relumbrón, de remodelación mientras continúa la necesidad, como
vimos anoche, de reacondicionar pasos a desnivel, calles, drenajes,
etc.. ¿Será mucho pedir? Mucho me temo que sí.
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