DOS DISCURSOS, DOS VISIONES, UN PAÍS
Para
Xavier Diez de Urdanivia, en reciprocidad que bien podría ser
venganza.
“En
este mundo traidor/ nada es verdad ni es mentira/ todo es según el
color/ del cristal con que se mira”.
Ramón de Campoamor.
Ayer en la residencia oficial
“Lázaro Cárdenas” y ante el Presidente de la República Lic.
Enrique Peña Nieto, rindió su informe anual el presidente de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, licenciado Luis Raúl
González Pérez. Por cierto que los terrenos en donde se ubica la
residencia formaban parte del paraje conocido como Molino del Rey que
fuera propiedad de los marqueses de Guadalupe. José María Rincón
Gallardo le vendió a mediados del siglo XIX a don José Pablo
Martínez del Río, quien construyó un espacioso chalet tipo inglés
con techo de dos aguas con una terraza al bosque de Chapultepec, “La
Veranda”, y puso por nombre a la propiedad “La Hormiga”, según
las crónicas por el ser el rancho mas pequeño de entre sus
propiedades.
Electo presidente el General Lázaro
Cárdenas del Río, decidió que el castillo de Chapultepec sería
muy ostentoso para residir en él y adquirió el rancho para
residencia oficial muy en contacto con la naturaleza boscosa, que
aunque el amable lector lo ponga en duda, alguna vez la tuvo
Michoacán. Quiere una leyenda romántica que el bautizo del rancho y
chalet como “Los Pinos” evocaba el paraje de pináceas donde Tata
Lázaro conoció a la que luego sería primera dama hasta su muerte:
doña Amalia Solórzano, y como dice el dicho italiano: se non
è vero, è
ben trovato, y
como dice el dicho mexicano: es
de dos vistas, pa'l que le guste y pa'l que no.
Ahora
los Pinos es bastante mas ostentosa que el Castillo y muchísimo mas
fea, al menos por lo que se alcanza a ver, en medio de un bosque ya
no de pinos sino de guardias, unos civiles, otros militares, otros
marinos, otros secretos, otros super secretos, y otros super ultra
secretos, que son delatados por la circunstancia obvia que son los
únicos que jamás voltean a ver al Presidente. Por cierto, ahora
caigo en la cuenta de que los que no ví fueron los escudos humanos:
guardas que de riguroso traje de la Fábrica Nacional de Uniformes,
portan una especie de portafolio, que en realidad son varias hojas
blindadas plegadas que en un eventual ataque son desplegadas formando
una coraza de protección. Quizás ahora fueran de una mega categoría
de guardas inidentificables.
El
discurso del Presidente de la CNDH, por cierto merece la pena parar
mientes en el hecho de que el nombre de la nacional dice “de los
derechos humanos”, en tanto que la estatal es “de derechos
humanos”. Y como está de moda en la correspondencia oficial digo:
“no omito señalar que no es un detalle menor” (¿a quién se le
ocurriría semejante tontería? pos si ya lo digo pa'que digo que no
lo omito y como no se dice lo omitido, a ese respecto me quedo en
ascuas). La utilización del artículo determinado “los” indica
un número clausus. La sola preposición “de” deja abierto el
número, tal y como corresponde a una visión actual de los Derechos
Fundamentales, que se caracterizan como “progresivos”, de manera
que puede y de hecho ha crecido su número.
¡A
que la canción!, se trataba de hablar de los discursos, y como de
costumbre bajado a tamborazos de los cerros de Úbeda este escribidor
tira al monte.
El
discurso del Presidente de la Comisión fue un discurso valiente,
claro, directo, en el que partió de un recuento de los “infinitos
males” como si de una “cólera divina” se tratase, que asuelan
a los mexicanos. Se citó la tortura, la desaparición forzada, la
trata de personas, la explotación de menores, la discriminación y
violencia contra la mujer, la penosa condición de los migrantes y de
los desplazados internos, la falta de oportunidades para personas con
discapacidades, la calamitosa situación de las víctimas de delitos
y las de violaciones de derechos humanos. No omitió (aquí si tiene
sentido porque podía haberlo soslayado) señalar el largo trecho que
áun tenemos que recorrer como país para que prevalezca el respeto a
los derechos fundamentales. Ante este panorama, terrible panorama
agregaría yo, solo nos quedan dijo, dos alternativas: resignación o
transformación y hemos optado por la segunda. Punto medular
constituyó la referencia a una creencia equívoca en relación con
el trabajo de los órganos públicos defensores de derechos humanos
que son denostados como “defensores de delincuentes”, que parte
de la ignorancia cuando no de la mala fe de algunas autoridades. La
CNDH busca la vigencia de los derechos de todos.
Interesantísima
la precisión de que el trabajo de las comisiones no termina con la
“recomendación” sino que nace una nueva etapa, porque si no se
logra el cumplimiento pleno de la recomendación incluída la total
reparación del daño, la tarea queda trunca.
Remató
con entereza: La ilegalidad no puede combatirse con la ilegalidad. La
dignidad de las personas exige que se cumplan sus derechos. Que no se
repitan los casos ominosos y negativamente paradigmáticos. Luchar
contra la tortura, contra la desaparición forzada, contra los
asesinatos de periodistas: “Un solo caso es demasiado”
El
Presidente de la República escuchó imperturbable, sólo se distrajo
tres momentos, uno para consultar un pequeño smartphone, otro al
recibir unas notas de una asistente militar, y el tercero al hacer un
comentario al Secretario de Gobernación, sentado a su lado, que
esbozó una mueca, que en su caso y por el lugar, quiso ser sonrisa.
El
Presidente dijo un magnífico discurso, enjundioso, propositivo,
comprometido, proclamó su alianza con la CNDH y su lucha, la del
país, por los Derechos Humanos. Destacó el “robusto cuerpo legal”
y las fuertes instituciones que tutelan los DH. Manifestó el orgullo
que como sociedad, los mexicanos tenemos de la labor de la Comisión
Nacional, de las “mejores y mas eficaces” del mundo. Felicitó y
ratificó su alianza con el Presidente de la CNDH. Precisó las
acciones que el Gobierno de la República ha tomado en el
fortalecimiento de los derechos fundamentales. Se ha ampliado el
catálogo de ellos y cada vez se protege mas ampliamente a los
individuos. Se ha consolidado la política de seguridad, mejorando
los estándares (sic), disminuyendo un 74% las violaciones de
derechos fundamentales de un año a otro. Se han fortalecido las
capacidades institucionales en apoyo particularmente de los
integrantes de los caracterizados como grupos vulnerables. En pocos
días entrará en vigor plenamente el nuevo sistema de justicia penal
y, finalmente, se encuentran en discusión por el poder legislativo
nuevas leyes para combatir la tortura y la desaparición forzada.
Con todo ello, afirmó el Presidente, se tendrá un sistema mas
fuerte, independiente y eficaz, para que México siga siendo una
Sociedad de Derechos.
Dos
magníficos discursos, dos visiones y una pequeña incomodidad que
crece al pretender digerirlos: ¿Se referirían al mismo país?
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