HAY QUE HACER CASO...PERO ¿A QUIÉN?
La
“mañanera” de ayer no se transmitió en casi cadena nacional,
sino en cadena nacional. La presidencia de la república así lo
solicitó para dar a conocer la declaratoria formal del inicio de la
fase II a cargo del coronavirus Covid19, que se anticipó alrededor
de 15 días, en parte se supone, para inhibir al Presidente y evitar
que siga besuqueando niños, abrazando mujeres y palmeando hombres,
poniendo el mal ejemplo, con una actitud contraria a las sugerencias
y recomendaciones que señala un cada vez mas agobiado subsecretario
de Salud.
El
presidente, para variar, hizo los anuncios y luego dejó al
subsecretario la difícil tarea de explicar porque ahora se va a
hacer lo que antes había dicho que no se iba a hacer. Clarificar
porque ora sí es bueno lo que hace 15 días no lo era y por qué hay
que anticipar las medidas que no era bueno anticipar. Casi me
convence si no fuera, porque esta terca y obsesiva memoria me
recuerda que se había afirmado lo contrario: el riesgo e ineficacia,
el desfase costo beneficio y finalmente la inutilidad práctica de
anticipar los tiempos.
De
verdad que yo quisiera creerles, hacer caso, tomar las
recomendaciones, ponerlas en práctica, cuidar a mi gente y cuidarme,
pero ¿A quién hacerle caso?.
En
tanto los morenistas ponen en circulación una bonita campaña que
invita a la unidad, “pueblo y gobierno juntos, podemos enfrentar la
adversidad” ¡ternurita!, ¡ahora sí!. Todavía hoy, la “no
primera dama” Señora Beatriz Gutiérrez, en una comunicación
también nacional al pueblo de México, empieza por descalificar a
los que opinan, a los que creen saber, a los que difunden noticias
contradictorias, ¡¿De qué sirven los llamados a la unidad, si los
que debieran unir empiezan por dividir?!
Los
que hemos seguido de cerca las comunicaciones de presidencia y los
paneles de información del señor subsecretario, tenemos claro que
hace unos días cuando se le cuestionó por qué no se cerraban las
escuelas si ya se habían encontrado casos positivos, contestó que
no tenía sentido tomar la medida apresuradamente que era necesario
esperar a que hubiera mas casos para que la medida resultara mas
adecuada en términos de eficacia, que el desarrollo de las
diferentes etapas nos irían indicando los momentos para decretar las
medidas pertinentes. Se insistió en que no se obtenían resultados
positivos de adelantar algunas indicaciones, sin embargo ahora, unos
cuantos días después, la decisión de anticipar las medidas de la
fase II y declararla aunque no estemos de lleno en ella, y que en
muchas zonas del país sigamos claramente en fase I, es la mejor
medida y la que mejores resultados traerá.
Entre
otras cosas el anuncio de la fase II significará según se explicó
que se pasa de la atención y búsqueda de casos (vectores) de la
enfermedad, a la toma de medidas generalizadas para evitar la
difusión de manera masiva. Parece razonable y las explicaciones
acompañadas de cuadritos convencen al más escéptico, salvo que,
Alemania, que con mucho, seguido no muy lejos por EE.UU., es el país
que mejores resultados ha tenido en la atención del corona virus con
un porcentaje menor al .5% de muertes, ha continuado con la práctica
de la detección y atención personalizada de los casos. En tanto que
Italia no ha practicado ni 150,000, Alemania ha venido aplicando
160,000 por semana y ante la detección, el aislamiento y la
atención. Italia tiene casi el 10% con 6,820 muertes de 69,176 casos
detectados. EE.UU. llega apenas, afortunadamente, al 1.2% de casos
mortales. Si los números hablaran, y hablan para los que los saben
escuchar, lo indicado sería seguir el ejemplo alemán.
En
tanto el Presidente continuó con giras, permitió el espectáculo
“Vive Latino” cuando ya estaba detectada la epidemia, promovió
la faramalla de una ridícula consulta para justificar su decisión
de echar atrás la cervecera en Mexicali, y dio un ejemplo de
irresponsabilidad en su trato con grupos humanos, poniendo en
entredicho las recomendaciones de los responsables de la Salud, y, lo
que es mas grave aún, enviando un mensaje desconcertador a la
ciudadanía: ¿A quién le hago caso?.
En
las crisis se requieren los liderazgos, claros, definidos. El impacto
negativo de dos mensajes separados menos de 24 horas, quebranta la
confianza ciudadana. Ayer: salgan a la calle, vayan con sus familias,
gasten, diviértanse. Al amanecer de hoy, se nos hace tarde, ya no
salgan, guárdense, no circulen, cuiden a sus gentes, esto va a durar
mas de lo que está durando en otros países. Si el Presidente no
hace caso de las recomendaciones de su equipo, yo, Juan Pueblo, que
creo en la reencarnación del “Tlatoani”, decido hacerle caso al
jefe del ejecutivo. ¿A cuál? ¿Al de hoy? ¿Al de hace 15 días?
¿Al de la gira a Oaxaca?…
La
falta de liderazgo se muestra también sin duda en que los
gobernadores han tomado medidas diversas, a partir de una premisa
que, casi es común: atraer los reflectores aunque sea a costa de la
tragedia. La crítica con la que la “no primera dama” iniciaba su
perorata señalando a los que de la noche a la mañana se han vuelto
especialistas en epidemiología se aplicaría desde al mismísimo
AMLO, hasta gobernadores, primeras damas, acaldes y desas, que, quien
mas quien menos, han solicitado reflectores porque todos tienen algo
que decir, todos tienen algo que aportar, o, al menos, todos tienen
algo que “lucir”. Sin embargo es que existiera, y si lo hay, se
diera a conocer, un plan nacional, con tiempos, parámetros,
protocolos, supervisiones, etc. No es posible que el estado de
Hidalgo levante en dos días un hospital inflable equipado incluso
con terapia intensiva y en Aguascalientes el personal paramédico
denuncie la falta de equipo y medicamentos para atender la
emergencia. Si Hidalgo tiene recursos y tiene pocos casos del virus
¿no sería deseable que un plan nacional orientara el gasto o la
inversión a lo mas necesario? Si la prioridad son los “ventiladores”
podrían habilitarse escuelas o cuarteles, no sería la primera vez,
y gastar en lo indispensable.
Lamentablemente,
la falta de liderazgo nos dará un costo mayor, pero saldremos
adelante. México, creo en tí.
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