LA CRIADA RESPONDONA
Los
soldados y los marinos que han comparecido al Congreso ya nos dieron
una muestra de lo que podrá ser este país si les dotamos de mayor
poder legal. La insolencia con la que se comportaron, la falta de
respeto a la Soberanía del Congreso, y los aires de perdonavidas que
asumieron muestran, como en el cuento del alacrán, su real
naturaleza. Naturaleza indispensable para la vida de un país siempre
que esté acotada.
Me
dicen que la película Roma, la de Alfonso Quarón, ni lo mande Dios
que la fueran a confundir con la otra Roma la de Fellini, narra la
historia de una familia de clase media alta y de una criada, indígena
zapoteca que llego a servir en la casa de su familia (creo que es
autobiográfica) y que, como solía pasar, la sirvienta se
incorporaba a la familia como un integrante mas, con una relación un
tanto ambigua. Por una parte se le veía como un miembro mas, pero
por otra, nunca perdía su condición de servidumbre. Integrada a la
familia pero mas como una especie de esclavo, o como una mascota,
querida en tanto nos sea útil y objeto de explotación. La
servidumbre, la criada, debe ser sumisa, obediente, discreta, no
alzar la voz ni la vista.
Por
descontado se sabe que una criada no debe ser respondona, porque como
dice el dicho, el que da el pan, impone la ley. ¡Qué bueno que las
cosas hayan cambiado! Que bueno que las relaciones del servicio
doméstico vayan cambiando paulatinamente y que se basen mas en la
prestación de un servicio subordinado mediante una contraprestación
justa, y en un mutuo respeto. Pero la condición de patrón te da la
facultad de indicar la manera en que debe prestarse el trabajo
contratado, el lugar, el horario, las peculiaridades del servicio,
etc.. El empleado, el trabajador, está obligado a acatar las
instrucciones que le dé el patrón, y si mucho me apuran, está
obligado a obedecer las órdenes que le dé el patrón. En un barco
el que lleva el timón es el timonel, pero el que manda es el
capitán. En la vida real suele ocurrir que mas de algún timonel
cree que por conservar la ruta del barco es el que lo maneja. En una
república quien manda es el pueblo, pero como las órdenes del
pueblo no son directas sino a través de sus representantes, que no
siempre cumplen adecuadamente su cometido, es muy fuerte la tentación
del timonel de creerse que su voluntad es la del pueblo.
(El
cuento del alacrán.- José Revueltas tiene un magnífico y revelador
cuento sobre un alacrán que, como no ha experimentado su ponzoña,
pretende ser amistoso y se encuentra con que todos le temen y nadie
quiere tenerlo cerca, pero el alacrán de mi cuento tiene plena
conciencia de su letalidad y de sus limitaciones. En sus correrías
se encontró con un río que le impedía continuar su ruta. Se acercó
a varios diferentes animales pidiéndoles que lo pasarán a la otra
orilla, sin que ninguno se atreviera. Finalmente logró convencer a
la rana con un argumento digno del Congreso: Si en el trayecto te
picara, tu morirías pero yo también, porque me ahogaría.
Encaramado en la rana iniciaron el cruce del río, en la tercera
orilla del río el escorpión no se pudo refrenar y picó al
batracio, que moribundo pedía una explicación. Es mi naturaleza,
contestó el alacrán, cierto de que moriría ahogado.)
La
división del gobierno en varias funciones responde a criterios de
eficacia y eficiencia, pero también y de manera muy importante a
criterios políticos, buscando el equilibrio de las diferentes
funciones, de manera que, unas supervisen a otras, y logren que
ninguna se sobreponga a las demás. La historia de la humanidad en
buena medida es la narración de las formas en que algunos han
buscado controlar el poder y los otros, las mayorías, han buscado
como acotar a los que lo detentan. Sigue siendo dolorosamente actual
la cita del Barón John
Emerich Edward Dalberg-Acton, «El
poder tiende
a
corromper
y el poder absoluto corrompe absolutamente».
Los que tienen el dinero son poderosos, los que tienen las armas son
poderosos, los que tienen la autoridad política son poderosos, los
que tienen la autoridad religiosa son poderosos. Las sociedades
buscan la forma de controlar estos poderes para mantenerlos en
interacción respetando un mínimo de derechos de sus miembros,
mínimo que en la actualidad identificamos como Derechos
Fundamentales o Derechos Humanos. Un gobierno que no logre hacer
respetar ese mínimo de derechos para sus ciudadanos, no puede ser
visto ni como republicano ni como democrático.
El
riesgo de militarizar al país, es un riesgo real dada la naturaleza
de la preparación y funciones del ejército. El ejército se prepara
para destruir al enemigo, la policía se prepara para mantener el
orden social y en el caso de las conductas antisociales, aprehender a
los responsables para que sean sometidos previa resolución de un
juez a una sanción que en última instancia busca la reinserción
del delincuente como un ser útil a su sociedad. La Marina Armada de
México es el cuerpo militar con mayor índice de letalidad en el
mundo. En rigor se ha convertido en el brazo ejecutor del gobierno,
son los 007, con licencia para matar. El ejército no obstante que,
goza de una buena imagen en general, ha sido señalado cotidianamente
como violador de los derechos fundamentales. El argumento de que la
presencia de los cuerpos armados en las calles no ha militarizado al
país, es verdaderamente infantil, sería tan absurdo como decir que
la prueba de que no se militariza al país es que hay desfiles
militares que disfrutan los civiles.
La
idea de que militarización es estar en la calle los cuerpos armados,
solo se les puede ocurrir a los militares y justamente ese es el
riesgo, su forma de pensar. Criar un cuerpo policíaco bajo mando y
control militar, es militarización. Colocar las policías bajo el
control militar es militarización. Dejar que la autoridad militar
mande sobre las autoridades civiles es militarización.
Ojalá
que la insolencia manifiesta en las comparecencias, sea la voz de
alerta para que el Senado eche para atrás, las reformas que nos
pondrían en el rumbo de una militarización del país.
Excelente, Martín.
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