SEGURIDAD EN LA FERIA DE SAN MARCOS


A la Feria de San Marcos/ del merito Aguascalientes,/ van llegando los borrachos/ y un montón de delincuentes./ Hacen de nuestra ciudad/ gigantesco basurero/ nos llenan de suciedad,/ pero nos dejan dinero./y ¿por qué nos ufanamos?/ en nuestra Feria, es verdad/ por el oro de gusanos/, vendemos la dignidad/.
Parodia de la Pelea de Gallos.

Los refranes, dice el pueblo, son evangelios chiquitos, aunque la verdad, algunos son grandotes. Traigamos a colación aquel que dice: Cada quien habla de la feria, según le va en ella. Certísimo. Ya lo dice otro refrán: no es lo mismo comer, que aventarse con los platos. Y otro mas: la lengua toca, donde el diente duele. Y así podíamos seguir engarzando uno y otro, a la manera del locuaz Sancho Panza, cuando lo único que este escribidor pretende dejar claro, es que en la Feria Nacional de San Marcos, que tiene afluencias diarias de cientos de miles de feriantes, en la que se consumen cantidades industriales de bebidas alcohólicas y en las que, afortunadamente se ofrecen uno que otro espectáculo cultural de calidad y muchos de medio pelo aunque algunos tengan fama completa, siempre se tendrá la presencia de maleantes, pillos, cacos, o como prefiera llamárseles y, según las consejas populares, no es infrecuente la presencia de criminales de altos vuelos y baja estofa, que visitan preferentemente el casino, el palenque, el carril de parejeras, pero como ni amor les tengo, ni cariño les pongo, y creo que lo mejor es como con los curas: oírles su misa, y dejarlos en paz.
No es fácil, pues, mantener la paz, la tranquilidad, ¡vaya! ni siquiera el orden, en un panorama tan complejo como el de una Feria. Ha sido sin duda un trabajo extraordinario el que las autoridades de seguridad pública han desarrollado durante las últimas ferias, (tan sólo por acotarlas a un tiempo), porque parte de la tradición de nuestra feria, es que no se han presentado hechos de sangre relevantes. No han faltado, y quizás se han logrado controlar también, encuentros mas o menos violentos de grupos conocidos popularmente como “cholos”, que en alguno de los años pasados y cercanos se apropiaron de la calle Nieto en cervecerías que se autorizaron indiscriminadamente y que propiciaron, el desorden, la violencia, en una palabra la inseguridad, con la consiguiente protesta de los feriantes que acuden con su familia, y que ven amenazada su tranquilidad cuando no han sido víctimas de maltrato e injurias. La delicada misión de las policías, que se exacerba en la Feria, es la de mantener un equilibrio delicado pero necesario entre los derechos de todos y cada uno, respetando pero también limitando las expresiones de júbilo y alboroto en la medida en que no se conviertan en agresiones para terceros.
A finales del sexenio de gobierno anterior, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado promovió la “buena imagen” de la policía. Como parte de esa campaña se publicó en los diarios y se colocó en lugares visibles y claves, un cartel que mostraba un policía en cuclillas con uniforme de combate, Con casco, lentes oscuros, carrilleras que le cruzaban el pecho, una arma larga colgada al hombro y una serie de aditamentos o utensilios de combate en su cinturón. Junto a él una pequeña de pie con la mirada fija en un punto lejano. La escena ubicada en la Plaza de Armas de Aguascalientes. La intención del mensaje aparentemente era claro: dar una imagen de seguridad, de confianza en la policía, de relación cordial. A mi me parecía, sin embargo, que la imagen proyectaba exactamente el mensaje contrario. Si un policía tiene que estar armado de esa forma en el centro de la ciudad, a la puerta del Palacio de Gobierno, es que sin duda, la situación debe de ser delicada y riesgosa. Por otra parte ¿cómo puede inspirar confianza un señor al que no puedo ver a los ojos? Ya no digamos de toda la parafernalia de gendarme.
Seguramente la imagen del policía debe tener un efecto en el ciudadano. Recordemos el típico policía de crucero que dibujaba Abel Quezada, con el uniforme arrugado, aspecto chamagoso y un enjambre de moscas dándole vuelta al derredor. Ese pobre policía no espantaba ni las moscas. Es importante sin duda que el aspecto tenga algo de disuasivo, pero también, que invite a la cercanía, a la confianza, un policía buena onda.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos ha dado a conocer en una recomendación general una serie de medidas que tienden a garantizar los derechos de todos los ciudadanos entre ellos, por supuesto, el de poder transitar con seguridad en el perímetro ferial y si les apetece, entrar al área ferial con la misma seguridad, (hay quiénes siguen confundiéndolos). Desde luego en el centro de la recomendación está el ciudadano. Se recomienda, por ejemplo, que en las aglomeraciones los policías no lleven armas largas, porque resulta expuesto en una muchedumbre de 30 o 40,000 personas llevarlas colgando, pudiera ser jaladas e incluso arrebatadas. Desde luego que debe haber policía armada y preparada incluso para controlar grupos numerosos pero estudios del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia recomiendan que esos grupos se sitúen en lugares estratégicos para su eventual intervención. Se insiste en que el policía no debe utilizar las denominadas “chicharras” o gun-teaser, su utilización entra desde luego en el criterio de tortura que define la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y puede, eventualmente, tener un desenlace fatal si la persona que recibe la descarga tenga alguna afección se salud. Se insiste en que por faltas de carácter meramente administrativo no se “fiche” a las personas. Es importante desde luego contar con un archivo actualizado de la delincuencia, para la seguridad misma de los ciudadanos, pero también es importante que por una falta al reglamento de policía quede un antecedente que, luego, puede ser causa de molestias o afectaciones al ciudadano. Se machaca en la recomendación de no transportar a los detenidos en las cajas de las camionetas. No es un capricho. Tiene un fundamento en los dispositivos de tránsito que establecen que no deben utilizarse para el transporte de personas. Adicionalmente las compañías de seguros no dan cobertura a accidentes que se ocasiones por viajar en la caja del vehículo y, finalmente, la mas importante: debe respetarse el principio de inocencia y el respeto a la dignidad de la persona. Se advierte que los grupos de seguridad privada deben estar debidamente registrados y controlados por la Secretaría de Seguridad Pública y contar con elementos preparados física y mentalmente para su trabajo.
Se recalca el respeto a las personas, a su atuendo, a su preferencia sexual, etc.
En resumen: el respeto al derecho ajeno.
Si va a la feria, amable lector, que se divierta y tenga a la mano el teléfono de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que ojalá no llegue a necesitar 449 1407870.
   

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