Lo cortés no quita lo Cuauhtémoc
La
renuncia del Ingeniero Cuauhtémoc Cardenas Solorzáno, en un tono
cortés y sereno pero firme y claro, al Partido de la Revolución
Democrática que el fundó y del que hasta antier había sido
baluarte no deja de cimbrar el ambiente político, aunque enrarecido,
de nuestro México. El Ingeniero da una muestra mas de dignidad y
congruencia en un medio que lamentablemente se ha caracterizado por
lo contrario. Su actitud muestra, para mal, que el PRD no ha logrado
superar la prueba en que los recientes acontecimientos del estado de
Guerrero lo colocaron. Las decisiones cupulares fueron cuestionadas
por el Ing. y la respuesta de la dirigencia, se puede inferir, fue
cerrar los posibles canales a una revisión autocrítica que buena
falta le haría.
Algunos
medios de comunicación señalan que el Ingeniero era el líder moral
de su partido, bien a bien no se que querrán decir con eso. Recuerdo
que la “maestra” Elba Esther era también llamada la “líder
moral” del SNTE, lo que por supuesto coloca en serias dudas la
pertinencia de la denominación. Digamos que, Cuauhtémoc era un
referente indispensable, símbolo indiscutible de vocación
republicana que ha sido un factor clave en el proceso democratizador,
todavía inconcluso, de nuestro sistema de gobierno, que incluye por
supuesto el sistema de partidos.
Los
comentarios de los dirigentes del PRD, al menos de los que he tenido
conocimiento, tienden a restar importancia a la renuncia, colocándola
simplemente en el nivel de una renuncia cualquiera de un militante
cualquiera. Ni Cuauthémoc es o era un militante cualquiera ni su
renuncia se puede equiparar a la de cualquiel militante de base que
por circunstancias diversas decidiera presentar su dimisión. La
renuncia del Ing. se presenta en el peor momento para el partido del
sol, cuando su credibilidad, su transparencia, sus procedimientos de
selección de candidatos, sus nexos con entes delictivos, por citar
solo algunos de los cuestionamientos mas graves que se han formulado
en el pasado recentísimo
a
un partido que pretendió, en sus inicios, ser una opción frente a
los partidos revolucionario institucional y acción nacional, a
quienes achacó todos los vicios que actualmente exhibe.
Conocí
al Ing. durante su gira en campaña presidencial en su primera
candidatura . Entonces los críticos le tildaban de todo. Lo menos
que se decía, recuerdo, era que era un junior mimado, que había
crecido a la sombra de su padre y que no movía un dedo sin consultar
a su madre, quien era en última instancia el factor que había
logrado su gubernatura para Michoacán y cuyas influencias seguían
determinando el destino de su hijo. Su campaña entonces, se realizó
con muchas limitaciones y con mayores trabas. Los actos de
proselitismo eran modestos y sin embargo la respuesta popular era
significativamente mayor a la que hubiera de esperarse dada la exigua
convocatoria. Dentro de sus actos de campaña hubo un mitín en un
restaurante de mariscos propiedad de Ramón Martín por la avenida
Ayuntamiento, y un desayuno que le ofreció el Lic. Manuel Moreno
Sánchez en su rancho “El Huasteco”, adelante de San Francisco de
los Romo, al que asistí con el Dr. Desiderio Macías Silva y con mi
compadre Yannis Pilihos Kalieri, quien había conocido a Cuauthémoc
cuando mi compadre estuvo en el Colegio de México.
El
desayuno en El Huasteco estuvo concurrido y sabroso. Recuerdo que nos
dieron a mas de lo esperado, frijolitos, huevitos, chilito,
chicharrón, y otras delicias mas, amaranto que resultó toda una
sorpresa para mi gusto. Luego del ofrecimiento de Moreno Sánchez,
que era un hombre de gran personalidad y talento, y que había sido
Senador de la República y líder del Senado, además de amigo
personal del presidente Adolfo López Mateos, el Ing. Cárdenas
agradeció el desayuno y agradeció la presencia de los invitados
haciendo una discreta alusión a su campaña y a su proyecto de
nación. Fue una sorpresa, el buen gusto de no aprovechar la ocasión
para realizar un discurso politiquero, para no convertir el desayuno
en un mitin y si hacer un reconocimiento agradecido. Lo demás
quedaba sobreentendido.
Al
término del desayuno, tuvimos oportunidad de charlar un rato largo
con el Ing. . Su ecuanimidad, su mesura, su serenidad, invitaba al
intercambio de ideas, pero a nosotros lo que nos interesaba era
escucharlo. Nos platicó de las limitaciones y las trabas, de como
sus teléfonos se alternaban para no funcionar, de la respuesta nula
de los técnicos para las reparaciones, de los contratiempos
logísticos, difícilmente achacables todos a la mala suerte, de como
su equipo tenía que remar contra corriente y de como, pese a todo,
la campaña cada día repuntaba mas y el número de personas que se
sumaban con su simpatía y con apoyos concretos era cada vez mayor.
Dijo
también y eso fue toda una revelación: “el descontento que he
percibido en el país es mayor al que yo razonablemente podía
esperar, y mi reto, el reto actual es poder canalizar ese descontento
en nuestro proyecto para un cambio pacífico, porque si no esto
estallará y las consecuencias serán impredescibles...”. La visión
del Ingeniero no era una visión de político, preocupado por la
elección inmediata o la permanencia en la nómina sino, Bismark
dixit, la expectativa de un estadista que se planteaba como lograr
encausar las inquietudes que podrían convulsionar a un país, que a
partir de 1968 sobrevivía en un frágil equilibrio. El análisis del
Ing. y su toma de posición ante la cuestión social que percibía me
convenció de que en Cuauhtémoc tenía y tiene México un ciudadano
comprometido y un político de excepción.
En
la elección “salió” triunfador Carlos Salinas de Gortari,
aunque nunca sabremos si en realidad la “ganó”. El procedimiento
electoral era en ese tiempo tan viciado, tan opaco, tan manoseado,
que difícilmente el mismo Gobierno entonces en el poder conoció el
resultado real. El trabajo de los llamados mapaches se desarrollaba a
todos los niveles y en todas las etapas del proceso electoral. Las
chapuzas iban desde las mas simples y risibles como adelantar los
relojes por parte de los funcionarios de casillas hasta la
manipulación de los sistemas cibernéticos de conteo. Las actas de
las casillas, los cómputos distritales , el recuento ocasional de
los votos, todos, podían ser alterados, (los mecanismos de control
entonces estaban en ciernes). Formalmente Cuauhtémoc fue derrotado y
quien sabe si el perdedor no haya sido el país. El Ing. apostó a la
tranquilidad y a la paz pública y sacrificó su derecho a la
protesta.
Su
trayectoria, su desarrollo profesional, su desarrollo político, su
vida pública y privada, sus intervenciones en la política de su
partido y en la política de la república se han caracterizado
siempre por el tono mesurado y firme, por la asunción sin
concesiones pero sin aspavientos de posiciones de compromiso, por el
interés constante en los asuntos nacionales y por la participación
activa con una posición de izquierda no beligerante. La decisión de
renunciar al PRD no debe haber sido fácil, como en su momento no la
fue el renunciar al PRI, seguramente ahora como entonces, su decisión
trasciende su persona, golpea fuertemente al partido que lo pierde y
evidencia una crisis que no es ajena a la crisis general del país,
al que hacen falta mas ciudadanos comprometidos, mesurados pero
firmes en un proyecto democratizador y republicano.
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