¡FUERA FUERO! OTRO PASO A LA AUTOCRACIA
(Cave
canem.- Lo doctor no quita lo …Nadie me lo contó, yo lo oí, el
Dr. Ricardo Monreal en su intervención doctoral en la sesión de
ayer en el Senado, dijo palabras más o menos: traté de mantenerme
al margen de los debates pero al ver la confusión doctrinal
intervengo, “…en obvio de racionalidad…” (sic) y agregó que
las razones graves para solicitar licencia al cargo de ministro de la
Corte eran una “autoprotección”, y que el artículo 99
constitucional pasó a ser 98. Con esa clarificación todo mundo
aprobó la renuncia de Medina Mora.)
En
días pasados el C. Gobernador del Estado anunció el envío de una
iniciativa al Congreso estatal para la supresión del fuero, porque
se ha abusado de esa figura y porque constituye una gran demanda
popular, según dijo. En estos días también en un grupo de
conversación de internet, que tuve que abandonar por tener saturado
mi teléfono, una comunicadora que fue jefa de prensa del Gobierno
del Estado, abundó en parecidas argumentaciones. Con todo respeto
disiento de sus puntos de vista y por el contrario, pienso que la
supresión de la figura tiene como resultado el fortalecimiento del
poder ejecutivo, porque en última instancia el fuero, como requisito
de procedibilidad, es una defensa frente al poder del presidente de
la república o del gobernador en su caso, o ante una acusación
arbitraria, injusta o falaz. Sorprende incluso, que el C.P. Martín
Orozco que se ha visto protegido por el fuero, ahora cuestione su
existencia.
Como
en otros temas, juega un papel importante lo que se suele llamar la
percepción popular, confundiendo lamentablemente creencia con
percepción. En la percepción hay un referente objetivo: percibo que
es de día, percibo que en tal o cual manifestación la policía
toleró todo tipo de excesos y desmanes, percibo que los precios de
los satisfactores se incrementan día con día. Por el contrario la
demanda popular no puede ser algo objetivo, empezando porque más del
noventa por ciento de la población no conoce los tipos de fuero, no
sabe cómo opera, no conoce en realidad su uso y mucho menos su
abuso. El fuero no es una absolución de los pecados. El fuero no es
una capa de invisibilidad ni un plumaje que permita cruzar por el
pantano sin mancharse. El fuero no es un remedio para todo tipo de
hechos ilícitos, ni se aplica de igual manera, para los distintos
funcionarios que por razón de su cargo lo detentan. Tampoco es
cierto que nació en la Constitución del 17, ni que se haya abusado
de la figura. Mi correo figura al calce de este libelo y con mucho
gusto revisaré la información que me hicieren favor de llegar y
desde luego en este mismo lugar, si Dios o Marx me dan licencia, lo
aclararé en la próxima entrega.
Cuando
en nuestro país hablamos de fuero, en realidad estamos hablando de
varias posibles acepciones diversas que merece la pena precisar. En
un sentido fuero es un sistema normativo que se aplica a un
determinado grupo, p.ej. a los militares el llamado fuero de guerra,
a los sacerdotes el fuero eclesiástico derivado del derecho
canónico, y en algún sentido los ordenamientos de una determinada
corporación como la masonería constituirían un fuero para sus
miembros. Hasta aquí nada parece andar mal, salvo que se pretendiera
a aplicar un fuero a alguien que no perteneciera al grupo. Hasta hace
muy poco, más concretamente hasta que la Corte Interamericana de
D.H. lo ordenó a México, el fuero militar no se aplica a los
paisanos. La Santa Inquisición juzgaba y castigaba a los no
católicos.
Por
fuero se entiende también “impunidad”, el constituyente
consideró que con objeto de no someter al Presidente de la República
a tener que responder de faltas leves, considerando que el interés
del país está por encima de pequeñas afectaciones, el Presidente
sólo respondería de faltas graves.
El
fuero puede entenderse también como una delación en el
enjuiciamiento con objeto de no entorpecer la función pública, y
evitar en lo posible que las denuncias se utilicen como un medio para
frenar la administración o para detener la realización de una obra
o un programa de gobierno. En ese sentido se establece que por
algunos ilícitos no graves, el enjuiciamiento se suspenda. No es
impunidad, es darle primacía al interés público sobre el
particular.
La
acepción más común se refiere al fuero como requisito de
procedibilidad. Lo que significa que para determinadas personas o
para determinadas faltas, antes de llevar a cabo el proceso judicial,
deben agotarse ciertos requisitos. Esto que pudiera parecer una forma
de eludir responsabilidades es tan común, como que para proceder
penalmente contra un contribuyente evasor se requiere contar primero
con una declaratoria de que se ha causado perjuicio al fisco. Esto es
un requisito de procedibilidad que resulta totalmente razonable.
El
fuero para diputados, senadores, titulares de organismos autónomos y
algunos otros funcionarios, no es una patente de corso, no es una
indulgencia perpetua, es solo un requisito de procedibilidad, para
evitar que su función como representante social se vea interrumpida
inopinadamente por acusaciones calumniosas, difamatorias, o
inventadas, hasta en tanto el órgano colegiado determine si procede
la acusación.
¿A
quién conviene que desaparezcan los fueros en general? Desde luego
al titular del Poder Ejecutivo porque sin ninguna cortapisa o freno,
una acusación, aún falsa, puede llevar a un legislador a la cárcel
por varios meses, mientras se dilucida su responsabilidad. Suprimir
el fuero es fortalecer al Presidente de la República y, merece la
pena meditar si no es que tiene ya demasiada fuerza, demasiado poder
concentrado. El regreso de la Presidencia Imperial.
(Ite
missa est.- Pues no, no sólo el Teatro Morelos se ha convertido en
asilo de día y dormitorio de noche de menesterosos, a los que
ninguna autoridad ofrece auxilio, sino que alguien, supongo que
funcionario, determinó colocar un gran depósito de agua a la
entrada posterior del monumento, que no solo afea, estorba, sino que
de pilón maltrata, por el mal manejo que se le da, las paredes
recientemente restauradas del edificio. ¿Qué no habrá alguien que
en vez de andar colocando macetas en los jardines o puestos sobre
puestos en el centro histriónico de la ciudad, se preocupe por los
edificios históricos?.)
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