Mando único, Policía única, Voluntad única.
“En
México disentir significa casi pelearse a muerte” José Emilio
Pacheco en una conversación en el Museo Posada.
La
CONAGO, Conferencia Nacional de Gobernadores, órgano curioso porque
bajo la figura de una organización civil agrupa a los gobernadores
de las entidades federativas del país incluyendo al muy reciente de
la Ciudad de México, analiza, discute y propone cuestiones de
derecho público. Suplanta la función que en un tiempo el legislador
constituyente concibió para la cámara de senadores en una república
federal, como se pensó que sería la nuestra. Realiza acciones que
no se encontraban previstas en el marco legislativo del país,
recuérdese que la autoridad solo puede realizar lo que le está
jurídicamente señalado. Se creó al parecer para ser un contrapeso
al presidente de la república cuando, por fin, se dió la
alternancia y ahora se ha configurado como un órgano mas en torno al
ejecutivo, en un tránsito (no terminado y espero no se llegue a
terminar) de regreso al presidencialismo que hizo que Mario Vargas
Llosa llamara a nuestro sistema “la dictadura perfecta”.
La
CONAGO hizo suya y planteó ante el Senado una propuesta que si mi
memoria no me falla, fue impulsada por Genaro García Luna, de no muy
grata memoria, y que el Presidente de la República acogió, una vez
que los diez puntos que propuso para la seguridad resultaron
insuficientes, como lo han sido las demás medidas instauradas,
llámese gendarmería, comisionado, vocal,etc.. Probablemente el caso
ejemplar sea el de Aguascalientes en el que cuando la policía tiene
logros es gracias al mando único. Es claro que se trata de un estado
de 5,000 kmts cuadrados, tan sólo once municipios y una
concentración urbana muy superior a la población rural. Estado
perfectamente comunicado, sin problemas de integración indígena,
con una educación de un buen npivel y con una tasa de desempleo
envidia del resto del pais. En otras palabras, son tantas las
variables que difícilmente puede concluirse que si aquí ha
funcionado pueda hacerlo en otras entidades con condiciones
totalmente diferentes.
En
la reunión en la sede alterna del Senado, en Xicoténcatal, hubo
intervenciones de varios gobernadores. En principio el del estado de
México, Eruviel Ávila, que aparece sistemáticamente en los medios
de comunicación en su precampaña para la presidencia de la
república, convencido de que si “madrugar” le dió buen
resultado en su estado, no tiene porque no dárselo en el país.
Eruviel hizo una argumentación aritmética, una falacia del tipo
“donde hay dos hay uno, uno y dos son tres, por lo tanto donde hay
dos, hay tres”. Eruviel dijo más o menos, en su estilo engolado y
prosopopéyico, que 1800 son mas que 32, por lo tanto es mas fácil
fortalecer 32 órganos policíacos que hacerlo con mas de 1800
agrupaciones policíacas municipales. Magnífico Sr. Gobernador, sólo
que de todas maneras habrá que fortalecer, depurar, capacitar,
controlar y supervisar a esas 1800 agrupaciones, sea como quiera que
les llame.
La
propuesta ya no de un mando único, como ocurre en Aguascalientes
para efectos operativos, sino de una policía única, parte de un
supuesto falso y peligroso: que una unidad de mando facilita combatir
la corrupción. Basta el ejemplo mas obvio: la policía federal tiene
un mando único y difícilmente se encontrará una corporación con
sus niveles de corrupción. Hace unos días en un viaje charter
fuimos asaltados apenas saliendo de esta ciudad, por patrulleros de
la federal que no se daban a vasto para asaltar los vehículos,
fundamentalmente de carga, que llegaran a pasar cerca de su guarida.
¿O quizás será la policía fiscal? ¿Acaso la que fuera policía
federal? ¿Posiblemente la gendarmería?
El
gobernador Duarte en una intervención cuyo razonamiento no pareció
ser muy claro afirmó que de no crear la policía única se pondría
en riesgo el sistema penal acusatorio. A nadie se le había ocurrido
eso, pero, podría tener una utilidad, podría guardarse como un
argumento contundente para explicar porque no funcionara el nuevo
sistema, sin tener que atribuirselo a ninguna otra causa. Para ello
sería conveniente que la propuesta de la policía única la aguanten
hasta el cumplimiento del plazo para que entre en vigor el sistema
penal acusatorio. Lo que no queda duda es que existe una grave
confusión en el gobernador: la policía de que se está hablando es
de una policia preventiva. El combate de la delincuencia y la
investigación de los delitos corresponde a la antes llamada policía
judicial y luego ministerial. Me parece que la unicidad no alcanza a
la policía ministerial.
Constitucionalmente
sólo se previeron dos policías: la preventiva y la judicial, en el
ámbito federal y en el de la soberanía de los estados. Pero,
faltaba mas, se fueron creando multitud de policías que dieron
ocasión para una memorable serie de caricaturas de Abel Quezada que
los pintó de cuerpo entero: policía de crucero, policía de
tránsito, policía auxiliar, policía judicial, policía secreta,
policía bancaria, policia forestal, policía aduanal, policía super
secreta, policía infantil, policía turística, policía de
proximidad, policía archi super secreta, policía industrial,
policia de barrio, y un todavía largo etcétera. No vendría mal
desde luego, que se acotara este variopinto panorama policíaco del
país, pero…
A
veces echar mano de la historia así sea reciente, puede resultar de
utilidad. Luego de un largo transecto de centralismo disfrazado de
federalismo, los primeros triunfos de la oposición al partido de
estado (PRI), tuvieron entre otras consecuencias que los gobernadores
de oposición reclamasen su ámbito de soberanía. El presidente De
la Madrid que no fue particularmente brillante, tuvo sin embargo una
visión municipalista que se reflejó en las importantísimas
modificaciones al artículo 115 constitucional. Tanto que propició,
como en el caso de Aguascalientes, que el municipio de la capital
tenga mas ingresos propios que el gobierno del estado. Preocupó
también que el control policíaco lo tuvieran los Ayuntamientos, así
que prontamente surgieron las policías estatales para dotar a los
Gobernadores de un cuerpo policíaco.
El
L.A.E. Vicente Fox y Sra. Fox, tomaron la determinación de
incorporar a las policías municipales en el combate a la
delincuencia organizada, competencia que por definición correspondía
a las Procuradurías y en el caso particular del narcotráfico al
ejército desde los tiempos del presidente López Mateos. La medida
resultó desastrosa, en la práctica las policías municipales
buscaron su rebanada del pastel del narco y se propiciaron, aquí lo
vivimos, enfrentamientos entre los cuerpos policíacos municipales y
estatales. Lo peor vino con el Lic. Calderón, que quizás en una
resaca determinó declarar la guerra al narcotráfico. Declaración
de guerra que luego matizó, pero que ha costado cientos de miles de
vidas, y en la que el Ejército y la Marina han combatido
infructuosamente. Los datos del incremento de las adicciones son
contundentes. Ahora la decisión presidencial apuesta a una carta
incierta.
Quizás
valdría la pena retomar las funciones y finalidades de las diversas
policías y quizás, replantearnos si estas medidas, que desde luego
tienden a fortalecer el presidencialismo, son las que deseamos los
mexicanos, que hemos batallado tanto contra la figura de un
Presidente con aires de Dictador. Quizás como están las cosas el
mando único podría derivar en corrupción única.
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