AMLO Y EL BESO DE LA MUJER ARAÑA.


 

Hace muchos años como cola del boom latinoamericano el escritor argentino Manuel Puig tuvo varias obras importantes que enriquecieron el catálogo de los escritores en español. El beso de la mujer araña, fue un éxito editorial. La novela, prohibida en los años 1970 por la dictadura militar argentina, fue llevada al cine en 1985 por el director Héctor Babenco y protagonizada por Sonia Braga, William Hurt y Raúl Juliá (el Homero Adams del cine), con un gran éxito internacional. Entre otros reconocimientos, Hurt recibió el premio Oscar al mejor actor, como había recibido el del festival de Cannes.

El beso de la mujer araña es, en principio, novela de estereotipos. Su argumento es conocido. En Molina, una ciudad sudamericana, un hombre, encarcelado por ser homosexual, comparte su celda con Valentín, un revolucionario brutalmente torturado por las autoridades; el homosexual tiene la consigna de obtener información sobre sus actividades subversivas, aún así, no consigue obtenerla pero se va gestando una relación de dependencia, de apoyo mutuo, de ternura, de cuidados... Al final, ambos son transformados por la relación que desarrollan, nacida en la soledad y el miedo a la tortura por parte de Valentín, y de la obsesión de Molina por la fantasía y el amor por el cine.

La novela es una reivindicación de la homosexualidad en la que, al margen de la anécdota y el desarrollo, Puig la enriquece con una serie de notas a pie de página de ensayos, estudios, etc., sobre el amor y la sexualidad humanas en sus diversas expresiones. Una obra memorable en la que se hacer un acercamiento sensible, fundado y respetuoso a esa faceta del comportamiento humano.

Me vino a la memoria la novela, luego de ver el bochornoso espectáculo del presidente López Obrador y el no menos bochornoso y ridículo de dos mujeres trans que por su presencia nacional pudieron aprovechar el momento para las reivindicaciones de la Comunidad y sucumbieron a la cortesanía con la presidencia de la república. Como hubiera dicho Enrique “El Perro” Bermúdez: “la tuvieron, era suya y la dejaron ir”. ¡Qué importante hubiera sido que se hubieran plantado ante el Kkash, para decirle en su cara que el jefe del ejecutivo es el más obligado a respetar los derechos, no de los miembros de la Comunidad, sino de todos los ciudadanos, particularmente de los grupos que tradicionalmente han sido vulnerables y vulnerados!.

El presidente a pesar de ser un viejo zorro de la política, un artífice de la manipulación, un embustero profesional y encantador transformer, en ocasiones, parece que cada vez más frecuentes, muestra su auténtica naturaleza. Quizás la certeza de que su autoridad no podrá durar más allá del presente año, porque ni Sheinbaum ni Gálvez, tienen espíritu de sometimiento, lo hace que en la desesperación incurra en pifias en que se muestra su verdadera forma de pensar.

El presidente puede pregonar su respeto a la mujer, puede rodearse de mujeres (siempre que le sean sometidas), puede afirmar que es partidario de sus reivindicaciones, pero en la realidad ha mostrado su real opinión y actitud ante las protestas y reivindicaciones femeninas. Todos hemos presenciado como ante los reclamos, empequeñece, se acobarda y esconde. Como se encierra en su palacio que se protege con hasta tres vallas metálicas para detenerlas y como cierra los ojos y los oídos y se apropia de aquellas infames palabras que, otro alienado presidente, de infausta memoria, pronunciara: “Ni los veo ni los oigo”.

De igual manera el presidente en cuanto le favorezca políticamente puede expresar que reconoce, promueve y defiende los derechos de la Comunidad LGBTIQ+? Y sin embargo con sus acciones manifiesta su rechazo, cuando no su repudio. Dice una amiga que la energía no miente, que encuentra la forma de manifestarse y expresarse. En el evento la diputada trans Salma Luévano se acerca al presidente y le besa en la mejilla, la reacción del presidente es apartarse, separarse, rechazarla...luego se recompone. Me recordó cuando el poeta Javier Sicilia le quiso besar. Luego, en su monólogo matinal de la mañaneada, trató de componerle, pero en vez de remendarla la frunció. Señaló que le habían criticado pero que simplemente fue que un hombre vestido de mujer se le acercó y le dio un beso. El presidente conoce a Salma, conoce sus posiciones, conoce sus reivindicaciones y en su expresión, absolutamente homofóbica, congruente con su reacción ante el beso, mostró su naturaleza, homofóbica y misogínica.

Hace unos meses Salma, reaccionó como energúmena cuando el diputado Cuadri se refirió a ella llamándola “Señor”, la diputada María Clemente no ha sido menos, cuando se trata de reivindicar sus preferencias y los derechos de la Comunidad. Sorprende ahora, que no sólo no le condenen, sino que lo solapen y justifiquen. Para mal, queda de manifiesto que, para muchas personas, las supuestas banderas se convierten no en reivindicaciones sino en peldaños para su beneficio y lucro personal.


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