LLAMARADA DE PUIGDEMONT
Me
galopan en la sangre
dos
abuelos, si señor.
Uno lleno de silencios
y el otro, medio cantor. Atahualpa Yupanqui
Uno lleno de silencios
y el otro, medio cantor. Atahualpa Yupanqui
Seguramente
una buena parte de los mexicanos hemos seguido con atención y
sobresalto los sucesos recientes en la madre patria, o si prefieren
la madrastra patria, que a mi los sentimientos chauvinistas de los
pueblos originales, me resultan tan trasnochados, como los desplantes
diz que agitanados de algunos mexicas que se pretenden hacer pasar
por “calés”. Lo dijo Atahualpa Yupanqui en su poema cantable
“Los dos abuelos”, capturando también el drama que Salvador
Madariaga desarrollara en su intensa novela “Guerra en la sangre”,
que desde la piel de los primeros mestizos contempla derrumbarse el
mundo de sus abuelos indios mientras se edifica otro, que tampoco es
el de su sus abuelos españoles . Un nuevo mundo, una nueva raza, a
la que con agudeza, perspicacia y sabiduría llamara José
Vasconcelos “La raza cósmica”, destinada a grandes hazañas
futuras, que, lamentablemente, siguen pareciendo lejanas.
España
vivió en las últimas semanas tiempos angustiosos que pusieron en
jaque a las autoridades de la república monárquica, cuestionaron
duramente su unidad resultante de juntar, que no aglutinar, diversas
naciones, y destacaron nuevamente el papel del Rey como factor de
unidad, en su papel de jefe de estado, una figura difícil de
comprender para los regímenes presidencialistas monárquicos como el
nuestro, en que la voz del tlatoani, como con los aztecas, sigue
siendo la última palabra. En una monarquía parlamentaria como la
española, se distinguen la figura del jefe de estado y la del jefe
de gobierno, la distinción es bien fácil. El estado es la
conjunción de tres elementos: población, territorio y gobierno. El
jefe de estado tiene facultades de representación, de convocatoria
al parlamento o de su disolución excepcional, de acordar en
circunstancias extraordinarias con el jefe de gobierno, pero sobre
todo de mantener la unidad por encima de los avatares
gubernamentales. Gobiernos pueden ir y venir, entrar en crisis,
superarlas, fenecer en ellas, ser cuestionados, ser destituidos,
etc., y sin embargo, el jefe de estado mantiene la unidad y la
cohesión de los tres elementos que lo forman, particularmente de la
población.
Como
“filónomo” (φιλος
νόμος)
(quién sabe si la palabreja exista, pero me ha apetecido usarla,
significaría amor
a la ley, a la regla de conducta, al orden normativo, y por extensión
al Derecho), me resulta emocionante al extremo de que se me pone la
carne de gallo, (por equidad de género reservo la expresión “carne
de gallina” para las mujeres),
las
medidas asumidas
y puestas en práctica por el gobierno español para someter la
sedición encabezada por Carles Puigdemont, president de la
generalitat catalana, sin duda azuzado por el vice president Artur
Mas, y empujado por el vice president Oriol Junqueras, asi como la
decidida posición del Tribunal Constitucional, del Fiscal General
del Estado, y el resto del gobierno central, al ver como operan en
una democracia muy de veras y muy cercana a un estado de derecho, los
mecanismos jurídicos de control. De
alguna manera me recuerda también, la etapa, sin duda emocionante de
la elección del presidente George W. Bush, en que cuestionada la
elección ante la Suprema Corte de Justicia, ésta resolvió en menos
de una semana, y al día siguiente, todo el país como un solo
hombre, acató la decisión y el conflicto electoral quedó atrás.
Decididamente como decía José Enrique Rodó: “Los admiro pero no
los quiero”.
La
decisión del govern de la generalitat, avalada por su congreso y
“soportada” por un referendo que pecó de todos los vicios de
legalidad que puedan concurrir en un acto de su naturaleza, fue, así
parece, mas una representación histriónica con mucho de
protagonismo para pasar a la historia, que una decisión razonada,
con fundadas expectativas de respaldo popular y con esperanzadores
apoyos de la comunidad internacional. Las
encuestas (todas) mostraron que la mayoría de los catalanes eran
partidarios de permanecer como españoles-catalanes, buscando en todo
caso las posibilidades de revisión de su estatuto de autonomía. Los
países de la comunidad europea y el gobierno de la Unión rechazaron
la posibilidad de reconocer a Cataluña como una entidad
independiente de España y formar parte como comunidad autónoma de
la Unión. La banca española (aún la catalana) decidieron no apoyar
el “proces” de independencia, y tomaron la determinación de
retirar o cambiar sus sedes de Cataluña a poblaciones españolas no
catalanas. La deuda pública que dentro del sistema general del
gobierno español puede ser manejable, al asumirse de forma
independiente resultaría impagable a corto y aún a mediano plazo.
Cerca de dos mil empresas tomaron la decisión de trasladar el
domicilio de su administración a ciudades no catalanas que les
garantizaran estabilidad, tranquilidad y paz.
La
Constitución española que, por cierto, surgió de un acuerdo
ejemplar en el Pacto de la Moncloa, que reunió a las diferentes
fuerzas políticas de España luego de la muerte del dictador
Francisco Franco y la asunción al trono del rey Juan Carlos de
Borbón, quien inteligente y patrióticamente renuncio a la
pretensión de gobernar, transitando apoyado en la habilidad,
inteligencia y tacto político de Adolfo Suárez, a una monarquía
constitucional parlamentaria, prevé en su artículo 155 la
aplicación de medidas excepcionales, tales como la disolución de
los gobiernos autonómicos, ante la pretensión de fracturar el
orden, la unidad y la legalidad del estado. Votada y aprobada por el
Senado la aplicación del 155 el presidente del gobierno Mariano
Rajoy dictó las medidas consecuentes: destitución del president y
de todo su gabinete, y la comisión
a la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría para asumir el
gobierno de Cataluña,
destitución del jefe de las fuerzas policíacas “los mossos” y
designación de un nuevo titular, disolución
del Parlament catalán aunque para efectos simbólicos y de
representación continúa al frente su presidente sin facultades
reales, el ministerio de hacienda del reino asume el control de toda
el área económica de la generalitat, retiro de las escoltas a todos
los funcionarios cesados y, quizás lo más importante para atenuar
la sorpresa, crispación e inquietud, se convoca a elecciones para el
gobierno catalán para el próximo 21 de diciembre.
El
destituido president huyó y busca refugio político en Ginebra,
salvo algunas manifestaciones esporádicas y aisladas el pueblo
catalán espera aliviado las elecciones generales, el pueblo del
reino retornó los ojos al futbol, ya sin el riesgo de que el Barça
abandone la liga española y cantaron en muchas plazas públicas a
pleno pulmón “¡Qué viva España!”.
¡Que
viva la muestra de respeto a la constitución, a la ley y a las
instituciones!.
N.B.
La curiosidad me obligó a consultar a San
Wiki y resulta que la palabreja “filonomía” ya existía. Chin, y
yo que me sentía su orgulloso inventor.
Muy ameno anàlisis de la situaciòn que vive España, maestro. Sòlo no hay que olvidar que el intento de separaciòn de Cataluña se dio por voluntad de la mayorìa en un referendum. Aquì cabe la propuesta de que justicia mata legalidad, o algo asì.
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