AMLO: NO ME DIGAN QUE NO PORQUE ME DA LA CALAMBRINA

 “Ay mano no- Ay pero como no- Ay no me digas que no, porque me da la calambrina” Rutina cómica de Los Polivoces.

Los standuperos son una modalidad reciente de lo que conocíamos como comediantes. Cuentan chistes, tocan temas de actualidad, hacen crítica social, ponen música, exhiben, calumnian, acusan, presentan compañeros, hacen rutinas, hacen el ridículo o hacen hacer el ridículo, ni más ni menos que lo que hace AMLO en la Mañañera, o sea que el presidente encontró su verdadera vocación, sólo que con un problema serio, AMLO piensa que de esa manera se puede gobernar a un pais, con un componente adicional. En la mayoría de los casos la gente paga por verlos en el caso del presidente no, el paga a cerca de diez millones de mexicanos una pitanza para que lo glorifiquen, a una partida de cínicos acomodaticios para que le festinen sus ocurrencias y a un grupo de diz que intelectuales invertebrados para que le escriban apologías y loas, aunque como en el caso de nuestro ilustre paisano Edmundo Gámez Orozco, algunas de sus loas resultan como la que él escribió: La loa que desloa lo que loa.

Desde luego no es una actividad sencilla, la versatilidad que requiere, el esfuerzo diario, la agilidad mental o la simulación de la agilidad, a la mayoría le escriben guiones como al presidente, el mantener una actitud positiva, es como decía el guardaplaza de la San Marcos, como patinar en manteca, aparentemente fácil pero conlleva (al fin encontré un lugar para usar esa palabreja tan de moda) un desgaste importante.

Hace unos días Richie O’Farril un estandopero más o menos popular tuvo un desliz que, como no es el presidente, fue objeto de muchas críticas en las llamadas redes sociales. Sucede que luego de un incidente en que en un evento lo trataron mal, como le ha sucedido tantas veces a AMLO, tuvo un surmenage o crisis o bajón o quién sabe qué, que se puso a despotricar contra media humanidad porque tuvo el síndrome del presidente: la otra media humanidad es él. Arremetió contra sus colegas, contra periodistas, contra las redes, contra los que le ven y contra los que no le ven, contra los que le quieren y contra los que no le quieren. En una transmisión que duró poco más que una mañañera el estandopero exhibió su crisis y sus allegados buscaron apoyarlo hasta que finalmente lo lograron, pudieron convencerlo de internarlo para atenderlo. En su pasado apareció una explicación: padece de una neurosis que, como todas las neurosis pueden hacer crisis. Entiendo que actualmente está controlado y en vías de mejoramiento.

La rutina de los Polivoces y el triste caso de Richie O’Farril viene como “anillo al dedo” al presidente de la república. A AMLO no le puede decir que no porque le da la calambrina, es incapaz de aceptar haber cometido un error, no resiste que se le señale una falla, nunca asume una responsabilidad, no admite que alguien asuma una postura diferente mucho menos contraria a sus ocurrencias. Las reacciones del presidente ante los más recientes fallos de la Suprema Corte que él asume como algo personal porque en su “idea” confronta a la soberanía popular y como él encarna al pueblo es una frenta doble: a él y al pueblo sabio que es él.

La reacción, la pataleta, el berrinche, la respuesta neurótica como se le llamaba o la crisis delirante como ahora se le conoce le ha llevado a formular acusaciones inverosímiles y ridículas contra los ministros, acusaciones que para el que tenga una uña de frente (no digamos tres dedos) no tienen el menor fundamento ni el mínimo apoyo, al extremo de que el ministro Lelo sacando decoro de su pasado se unió a la mayoría y hasta la ministra Loreta Ortiz esposa de un funcionario amigo personal de AMLO, aceptó las fallas de procedimiento aunque no les dió la relevancia que los otros y sólo la Yazmín (¡Cómo llamarla ministro a esa bazofia!) se aferró a defender a copia y espiada al socio de su marido (el constructor de los segundos pisos cuya información sigue clasificada).

La crisis del presidente tiene todas las caracterísiticas que cita el Manual de Psiquiatría DM-5, con un agravante el presidente no tiene amigos, tiene sirvientes, tiene una señora que funge como primera dama aunque no lo sea; y otras damas que no fungen, tiene un estado mayor que no es estado mayor pero hace lo que hacía el estado mayor, tiene una cohorte delacayos dispuestos a ponerse de alfombra en la actitdud más deleznable y zalamera, pero no tiene amigos, ni su equipo funcionarios valientes y responsables que se atrevan a decirle al presidente como le dijeron a O’Farril por tu bien es necesario que te atiendas.

No es el momento para entrar en polémicas jurídicas, me pongo a las ordenes de quien quiera debatirlo, abajo viene la forma de localizarme, pero basta con poner un ejemplo de primero de secundaria. La sociedad de alumnos convoca a una sesión para debatir el tema A y B, un grupo de inconformes bloquean el salón de actos. Los otros, mayoría se van a los vestidores de la alberca y acuerdan que será el lugar oficial para sesionar, acuerdan dar por leídos y aprueban los puntos de la C a la M, acuerdan admitir un suplente no anunciado y para cumplir con las formalidades les avisan a los otros lo que están acordando. O seáse que te la habéis pellizcado.

El colmo de la crisis del paciente presidencial fue el anuncio de un golpe de estado. Ni siquiera Zedillo fue tan obvio ni tan torpe. AMLO anuncia una acción que si no fuera tan grave y delicada, se podría tomar como una puntada de Gis y Trino o del ahora convicto cuatrotero El Fisgón, afirmó que en 2024 enviará una iniciativa para modificar la integración, la forma de designación y la manera de actuar de la Suprema Corte de Justicia, confiando en que tendrá mayoría de lacayos en el Congreso. De nosotros dependerá.

Un anuncio así, en un México más o menos decente, que atenta contra las decisiones políticas fundamentales consagradas en la Constitución, bién podría considerarse como traición a la Patria.


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